Sus brazos eran fuertes y ásperos, parecía que fueran capaces de levantar océanos enteros. Sus ojos eran pequeños con un color muy exótico. Su cuerpo se retorcía en formas extrañas y a la vez hermosas.
Me senté junto a él. Nos quedamos allí durante largas horas a la espera de que algo fuera del lo común pasará.
Y así pasaron los años.
De forma inconsciente fui creciendo adoptando ciertos parecidos a él. Aunque yo era pequeño y escuálido. Mi cuerpo era como una pequeña rama y aún no tenía mucho cabello en comparación con él, el cual poseía una frondosa melena con la cual me arropaba.
El tiempo paso y crecí más, con la esperanza de que algún día pudiera estar a su nivel. Siendo un ser respetado y sabio.
Cuando por fin llegué a su altura, él ya no era capaz de hablar. Y fue entonces cuando pude observar a un pequeño ser el cual se acercaba a mí.
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